martes, 2 de diciembre de 2014

Primera serie - Pan de Azúcar otra vez y con más excusas

Dedicado a Rubito, Diego y el cabo Romero.-

Esto de tener y llevar un blog que quiso ser de fotos y no lo logró (no nos engañemos, es más que obvio que solo lo estoy usando para escribir sandeces; que no se ofenda ningún sanducero) hace que haya que elegir, como todo en la vida, qué foto sube y qué foto no. En su lecho de muerte, mi abuelo me dijo exactamente eso: «La vida es una cuestión de elecciones: se trata de elegir qué foto sube y qué foto no lo hace, mayormente.». Y él era fotógrafo, y votaba, así que algo sabía de todo el tema. 

Cuando recorro las carpetas digitales en las que se acumulan mis fotos para hacer el proceso de selección inicial, mi primer acto reflejo es ponerme la gorra y que me brille la chapa, como dicen los jóvenes para significar que uno se pone policía, porque suele predominar mi rigurosidad de selector estricto. Es entonces cuando me parece que todas las fotos son fuleras, de calidad artística dudosa, de calidad profesional nula, o básicamente incomibles. Termino eligiendo una de entre varias decenas solo porque la necesidad apremia y me es indispensable tener esa excusa gráfica que me habilite para vomitar letras. Con el tiempo, ya subida la foto y publicada con su texto correspondiente alrededor, se enciende en algún lugar de la poca humanidad que me queda una chispita de orgullo, una lamparita minúscula de satisfacción personal, un antecesor del LED con débil luminosidad de autoestima.

Si el impulso de compasión para con mi arte dura un par de días y se cuela en un nuevo proceso de selección de fotografías, puede pasar lo que está pasando acá, ahora mismo, y que será más evidente dentro de un par de párrafos. Me refiero a que logran clasificarse fotos bastante malas, pero que por algún motivo son dueñas de porciones de mi cariño, sea por lo que representan, por lo que muestran o por lo que las llevó a existir. 

En un inédito brote psicótico de este impulso benevolente fue que decidí hacer una serie —la primera en su género aquí, en En Montevideo, Uruguay— con fotos de una de mis carpetas más viejas, que ya habían sido descartadas para subir al blog. Quizás el mensaje sea esperanzador para otras fotos rechazadas: no está muerto quien no ha muerto (m?). 

Con toda esta larga excusa previa espero que la advertencia haya logrado colarse. A continuación verán un conjunto de fotos de calidad muy pobre, pequeñas en lo que a tamaño digital refiere, y con un denominador común que les permite estar juntas: son todas fotos vinculadas a mi etapa de vida en la ciudad de Pan de Azúcar, Maldonado. Sobre esto ya publiqué algo anteriormente (Saliendo de Montevideo - Pan de Azúcar y murales), pero esta vez hay elementos más íntimos o más personales en relación a la actividad que allí desempeñé y etcétera. 

Con ustedes, las fotos y sus comentarios al pie:

Super Mario Pizza Pando (2008) - Esta va primera por cómo surge: en el camino hacia la ciudad que nos convoca. Yendo a Pan de Azúcar desde Montevideo por la ruta 8, al pasar por la ciudad canaria de Pando, puede verse (o podía verse, hace mucho que no cruzo por esa zona) esta pizzería de tan fontanero nombre. 
¿Original? Meh... ¿Curioso? Puede ser... Más acertado hubiera sido Pizzería Las Tortuga Ninya. Yo la tiro, ustedes ven...   
Denle al clic aquí debajo en el «Seguir leyendo, a ver si mejora...», que quedan siete fotos más, manga de vagos roñosos.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Pensamientos desencajados

Se nos viene diciendo desde muchas corrientes publicitarias (seguramente originadas en grandes monasterios zen del marketing internacional) que pensemos fuera de la caja, o por fuera de la caja, o afuera de la caja. Etcétera. La cosa parece ser no estar en la caja, no estar dentro/adentro de ella.

Pero yo pregunto, ¿por qué nadie piensa en la caja? No ya adentro de ella, como en el último enunciado del párrafo anterior, sino acerca de ella, sobre ella. Pero sobre no como sinónimo de encima, sino como expresión de interés en el tema-objeto caja, o sea, pensar al respecto de la caja.

¿Qué es de la vida de la caja? ¿Qué siente la caja? ¿Sufre la caja? ¿Ama, acaso, la caja? ¿Se enternece o erotiza con sus pares chinas, promiscuas y fagocitantes? ¿Se interesa la caja por lo que tiene adentro, lo que tuvo o lo que puede llegar a tener? ¿Se satisface con lo que le sacamos, si es que la libramos de guardar algo comprometedor? ¿O tal vez se siente hurtada y desnudada en su intimidad al ver cómo le quitan parte de su adentro sin poder impedirlo?

Es, como mínimo, sospechoso que tanto se insista en publicidades y discursos espontáneos, sobre todo desde líderes de opinión en los medios masivos de comunicación, para que pensemos por fuera de la desconocida caja. En especial porque resulta preocupante la no definición de la tal caja. No sabemos si se trata de una representación simbólica del «establishment» (entiéndase lo que se quiera entender con este término), si se alude a cierto tipo de contención abstracta, si se refiere a una caja con cerebro (algo así como Krang), si se busca estimular a la población a crear nuevos puestos de trabajo «en negro», o si qué carajo es lo que está pasando con la tan mentada caja esa y qué joderse y carajo de vuelta. 

La clave puede estar en empezar cuestionándonos esto, por qué hay quien se interesa en que nuestros pensamientos y el interior de la caja no estén vinculados. Retener la caja en la ignorancia, o que no caigamos en la cuenta de lo que la caja contiene, tal vez. Pero esto es parte de mi paranoia. 

Porque, por otro lado, seguramente haya quien defienda esta postura de pensar fuera de la caja, de romper los muros de lo conocido (suponiendo que adentro de la caja es donde estamos, y ya que no podemos salir, que al menos lo haga nuestra conciencia y sus subproductos). Pero esto es otra paranoia de la comodidad colectiva. O al menos esa es otra cara de mi propia paranoia.   

No lo sé, hacía mucho que no escribía. Ya se acomodará todo. 
Bienvenidos de nuevo.


La caja de la discordia (2013) - Mis saludos a Pandora, valiente y desobediente a partes iguales, como su par Eva.

Sometimes I give myself the creeps
Sometimes my mind plays tricks on me
It all keeps adding up
I think I´m cracking up
Am I just paranoid?
Or am I just stoned?
...
A veces me doy escalofríos
A veces mi mente me juega trucos
Todo sigue sumándose
Creo que me estoy quebrando
¿Solo estoy paranóico?
¿O solo estoy encajado?
..
.
(fragmento de Basket caseGreen Day)

sábado, 13 de septiembre de 2014

Vote por usted - Cabarulo electoral

Un sábado como casi cualquier otro descubrís que te levantaste con catorce años de vuelta, y ni siquiera necesitás corroborarlo con el espejo ni explorarte la densidad de tus pelambres corporales. Tenés catorce años de vuelta... ¿Qué pensás hacer con eso?

Este no es el argumento de un libro de Elige tu propia aventura. No te voy a plantear que "Si escoges ir al examen sin estudiar pasa a la página 49", ni "Si decides palparle furtivamente las nalgas a Betty y culpar al profesor de Aritmética arruinando su vida y su carrera pasa a la página 90". Solo digo que un sábado te levantás y tenés de vuelta catorce años en algún rincón tuyo, así como dicen que "siempre se tienen veinte años en un lugar del corazón".

Catorce años, con cierta tendencia incendiaria. Como corolario, estamos en época de elecciones. Y unas elecciones muy particulares. Cuando el tener que elegir te marea o uno siente que tratan de marearlo para que elija, antes que decisiones claras lo que se consiguen son náuseas contundentes. Convengamos que esta campaña electoral viene tirando para ese lado. 

Mi idea en este texto no es hacer proselitismo ni repartir proselitismo prefabricado. Los comecocos abundan, arracimados en cualquier esquina, en estos tiempos de vendaval democrático. La única pretensión que tengo es que, cuando todos lleguemos al momento definitorio de estar parados ante la boca oscura de la ranura en ese buzón que se alimenta de voluntad popular, estemos convencidos hasta la misma fibra de nuestro ser de lo que estamos haciendo. La pasión está muy bien para sentirse vivo, pero hay cosas que no se pueden dejar libradas a un impulso febril y camisetero. 

Lo más misterioso de todo es que, ahora que releo lo escrito hasta acá, me siento en dudoso desacuerdo conmigo mismo, pero aún así lo digo. No me puedo arrepentir de lo que escribí diez minutos atrás. Es que, como te digo una cosa, te digo la otra. Pero lo importante es reconocer que las ideas y las opiniones mutan. 

Y si a vos que leés esto y no sabés qué carajo estoy tratando de decir te preocupa tener un motivo claro para votar a un candidato con convicción, solamente te recomiendo que votes por vos. No en la urna ni en las elecciones presidenciales, sino en cada momento. Vote por usted, señora; votá por vos, flaco; votemos por nosotros, porque "Nada podemos esperar si no es de nosotros mismos", como dijo José Artigas, el general traicionado por quienes fundaron este país que hoy nos obliga a ejercer la libertad de elegir

Vote por usted (2013) - No promuevo el individualismo. Solo digo que difícilmente alguien venga a hacer por vos lo que te corresponde a vos y solo a vos hacer. Algo de eso, nada nuevo.

La foto: Es un destapador sabio que está pegado con imán en algún lugar de la casa de un primo mío.

                                                                                                      
Pero... ¿cómo? ¿Entonces nos obligan a ejercer una libertad?

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Para terminar (y totalmente fuera de programa) como dije que tengo catorce años de vuelta, voy a poner la letra de una canción que transmite un poco del espíritu que me llevó a escribir esto hoy:

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Che, Churrín, mirá a lo lejos - Churrinche oteador

Habiendo llevado a su exigencia extrema el zoom cagado que tiene este aparato, logré la foto que hoy presento, primera de tantas que tengo hechas en Jaureguiberry, Canelones, el lugar en el que históricamente he sido, donde la naturaleza formó parte importante de mi intelecto y formas principales de percibir el mundo, y de donde he recogido algunos de los seres vivos que más me han dado y más han justificado mi razón de ser en esta vida. Y donde además me pongo muy jipi, como puede leerse en el extenso enunciado anterior.

En la foto se ve un churrinche posado en lo alto de un pino muerto. La saqué bajando a la playa, donde nace (o donde muere, todo depende de cómo se considere) la calle Palo Palo, casi entre los médanos costeros.

Churrinche oteador (2012) - Le puse este título porque "Churrinche vigía" me daba la idea de milico, y el milico vestido de rojo no se da mucho que digamos. La otra idea era "Churrinche otero", pero podía darse la confusión de si estaba planteando una adivinanza para descubrir si era un churrinche o un tero; además lo de "otero" creo que le va más al pato, por cuestiones poéticas. * 
La calidad pictórica tan escasa en cuanto a lo técnico de esta foto creo que queda compensada por lo estético, al menos para mi gusto. Y me voy a justificar, porque si no, ¿para qué carámbanos hago un blog donde pongo mis fotos y escribo? La foto mismo es lo que está dentro del marco celeste más claro; el fondo difuso donde está la firma es marco en sí y junto con lo que sobresale en tono celeste oscuro son parte del juego tonto que le hago para no subir la foto sola, que queda medio perdida...

Ta, mucha excusa en cuanto al marco. Sigo con la foto. El cielo ese día era de un celeste total, de esos que cuando te concentrás te absorbe tanto como un buen cielo nocturno multitudinario en estrellas. Creo que la foto lo refleja bastante, más allá de lo pastoso de su textura. El tronco, muerto desde un temporal del 2006, brillaba al sol con un plateado metálico bastante hiriente, como un primitivo monumento vegetal dedicado a algún raro mineral mitológico.

Y ese churrinche... Ese churrinche, con su propia historia a cuestas, estático en lo más alto del quebrado árbol, miraba el horizonte en busca de quién sabe qué, posado allí como un pimpollo de una flor desorientada que creció en la nada, una gota de sangre plumosa en la punta de una espada deslumbrante de seis metros y pico de alto.

Hacía días que al pasar por esa calle yo veía al churrinche rondando por allí, siempre revoloteando cerca de los grupos de humanos que bajábamos a la playa o subíamos de ella. En el breve espacio de una cuadra y poco el encarnizado pajarito se cruzaba de un lado a otro de la calle, como haciéndose ver, como diciéndoles a todos "ey, personas, miren qué rojo que soy, miren qué volteretas que doy, miren qué chillidos que chillo".

El churrinche chillaba en su particular lengua churrinchera, como suelen hacerlo aquellos churrinches monolingües que tanto pueblan nuestros montes y campos orientales. Decía cosas de churrinche, por supuesto, y todo aquel que supiera y quisiera escucharlo podía aprender mucho sobre chimichurris, chinchulines, churrasquerías, charreteras y charcuterías, de las cuales este bicho sabe por simples casualidades fonéticas. De chalchaleros no tanto, porque esos son de la familia de los zorzales y los tordos.

Ante tanto, yo no pude hacer menos que sacarle una foto...
Sí, ese fue un verano muy curioso, de muchos aprendizajes.

* Vaya el saludo a un profesor de Derecho que tuve en el liceo, que se apellidaba Otero y tenía barba, y al cual obsequié una caricatura suya hecha por mi propia mano (derecha, porque era profe de Derecho). 


miércoles, 27 de agosto de 2014

Motivos para disfrazarse y salir de noche

Apareció otra foto vieja, pero con la particularidad de estar entre las pocas afortunadas que logran superar los estrictos filtros de selección necesarios para estar aquí, en el blog con nombre pretencioso y embustero: enMontevideoUruguay.blogspot.com (quién sabe si esta estupidez que acabo de hacer, automencionarme en mi propio blog, le sirve para algo al tráfico online; los senderos de San Google son inescrutables y farragosos*). 
*Tampoco es que me esté llenando de oro con esto, pero algo siempre seguirá siendo algo...

De cualquier forma, tengo ganas de soltar la foto primero y después reflexionar a su respecto. Como introducción a la imagen solamente diré que recuerdo que este dibujo-graffiti estaba en una pared de Montevideo, pero no tengo ni el menor rastro de asomo sobre dónde exactamente ni en qué contexto obtuve la instantánea. Probablemente en el Barrio Sur, paseando con mi perro. 

Batirrazones (2008) - No seamos crueles con el artista callejero espontáneo; dejémosle pasar el hecho de que se comió la coma que va a continuación del vocativo "mamá".
Le puse Batirrazones porque en ese globo de diálogo reconozco una de las aristas de la razón de ser vengativa y justiciera de don Batman. Es que, sin entrar a realizar un análisis profundo de sus motivos para disfrazarse y salir de noche, Bruce Wayne (¿cómo llegamos de ese nombre al español Bruno Díaz? ¿Y de Dick Grayson a Ricardo Tapia? ¿Merecemos la muerte por latinizadores?) hace lo que hace cuando se batmaniza porque le mataron a los padres y los extraña. 

¿Demasiado simple? Bueno, es discutible. Hay que estar en sus botas para saberlo, y la verdad es que no se lo deseo a nadie. 

Lo que sí creo es que cada cual tiene sus motivos para disfrazarse y salir de noche, y que más gente aún tiene motivos para disfrazarse o para salir de noche. Hay quien vive disfrazado todo el tiempo y hay quien se oculta entre las sombras para poder salir a ser quien de verdad es. Pero muchos se disfrazan para ser quienes en realidad son todos los días, y ahí está el famoso "Síndrome Clark Kent" del que nos habla Bill en la película Kill Bill Vol.2


Cuidado con eso. Nadie está a salvo de los disfraces ni de los disfrazados.


Y hay/habemos otros que no necesitamos de ningún motivo para disfrazarnos, ni para salir de noche. 

Ni para salir.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Uruguay, bienvenido al mundo - Mundo, bienvenido a Uruguay

¿A qué responde este título tan particular y semi capicúa? Ciertamente parece recordar a carteles de antaño del estilo "Gran Kermese Gran", o quizás al de "Hoy Sopa Hoy" que nos cantaba el Choncho Lazaroff. Sí, es algo de eso, pero a nivel globalización y marketing (o márquetin, que también vale según la policía de la Real Academia Española).

Hace un par de años (o sea dos; un par mismo, sin tejemanejes) se inauguró la nueva terminal del aeropuerto de Carrasco cuyo nombre oficial es Gral. Cesáreo L. Berisso y el título de esta publicación, "Uruguay, bienvenido al mundo. Mundo, bienvenido a Uruguay", era el eslogan con el que se publicitaba tal novedad arquitectónica. Creo que sobre esto no tengo mucho que agregar, o al menos no por ahora. Por eso los dejo con la foto, y abajo van letras al respecto.

Arrivals los que luchan (2012) - El título original de la foto era Fragmento de aeropuerto. Este otro lo acabo de inventar, así que cualquier cosa a quejarse a la FIFA, a la Haya, o a la Confederación Americana de Campos Aeroportuarios (sí, la CACA, a no reírse que esta gente pone y saca gobiernos como si fueran huevos en la puerta de una heladera).

Esta foto refleja mi primera impresión sobre el nuevo aeropuerto: un farol, una curva y el cielo dominando, algo que resulta esencial para cualquier aeropuerto que quiera desempeñarse medianamente bien en sus funciones. Es que el aeropuerto techado no ha tenido gran aceptación que digamos (como pasó con los caramelos de sushi).

Así lo vi cuando lo conocí, entre dormido y despierto mientras llegábamos junto al edificio y los motores se quedaban ronroneando pausadamente en la lenta maniobra de detenerse. Me desperecé y me pareció mentira que ya hubiéramos llegado, que el viaje se hubiera pasado tan rápido y que Montevideo se desplegara a mi alrededor (lo cual era bastante improbable, porque el aeropuerto está en Canelones, aunque su código internacional sea MVD).

Pero sobre todo me pareció mentira que eso fuera Tres Cruces. Yo venía del este, de Jaureguiberry, en el Copsa, y todavía no había tenido oportunidad de entrar al predio del nuevo aeropuerto. Solo lo había visto de lejos, pasando por la ruta Interbalnearia, y de más lejos, por la Giannattasio. ¿Qué querés que te diga? Lindo, lo que se dice lindo, no me resulta, pero me cae más simpático que el otro. Me recuerda a un fósil de lo que fuera el descomunal ancestro de los bichos bolita.

Para terminar, solo quiero agregar que nunca me subí a un avión, y si algún día alguien tiene que meterme en uno, le recomiendo que mire aquellos capítulos de "Los Magníficos" en los que tenían que lograr que Mr. T hiciera lo propio, para que puedan sacar ideas.


¿Cómo tus padres te van a poner de nombre "Cesáreo"?
De ahí a que haya niños que se llamen "Probeto" hay apenas centímetros...

miércoles, 6 de agosto de 2014

La tibieza de la cerveza - Basado en hechos reales

—¡Eh, cantinero! Póngame una cerveza bien helada.

—Enseguida, caballero —Isaac tomó una jarra de la repisa, la refregó con su grasoso delantal y la llenó hasta el borde con la espumosa e incomprensiblemente helada cerveza, tan, pero tan, tan fría que haría estornudar al oso polar más abrigado de la manada. Se la tendió al recio cowboy que la había pedido, aún tratando de descifrar por qué el muy maraca no tomaba whiskey, como cualquier son of neighbour—. Sírvase, caballero.

El sediento cliente echó a su espalda el aludo sombrero y empinó la jarra. Al entrar la cerveza en contacto con sus labios su piel se cuarteó y resquebrajó prácticamente de inmediato, su rostro adquirió un preocupante tono azulado y todo su cuerpo se crispó en una parálisis que conservaba un apenas perceptible temblequeo, una suerte de vibración, casi un zumbido físico. Frío no era un estado ni una sensación para él en ese momento; era un concepto superior, inexplicable y por demás elevado, como el Amor, la Fe o la Angustia De Los Domingos Al Caer La Tarde. Con la jarra soldada contra su boca y así tiritando, el vaquero cayó lentamente hacia atrás, chocando de espaldas contra el piso y quebrándose en incontables fragmentos cristalinos, con un estrépito que interrumpió la música y los sonidos de algarabía propios del saloon a esa altura de la noche. 

Los cubitos de hielo-cowboy cubrían todo el piso del lugar. Algunas de las coristas que revoleaban piernas y múltiples enaguas sobre el escenario se desmayaron ante la visión absurda de un hombre fragmentado cual si fuera de porcelana ártica, y algún que otro parroquiano salió más rápido que ligero del lugar sin mirar atrás, oliéndose en el aire la sospecha de estar siendo testigo de un poco acostumbrado homicidio, culposo o no, pero homicidio al fin.

El sheriff O'Flanagan, con sus recios bigotes y su casi inconstitucional manera de impartir justicia, no tardó en apersonarse en el sitio de la tragedia. Con presteza, el lugar fue acordonado, los testigos retenidos para recoger sus versiones del hecho y el pobre Isaac, aún perplejo y lloroso, detenido bajo sospecha de "congelamiento intencional mediante beberaje de maltas seleccionadas". 

La perspectiva para el pobre cantinero era desoladora. Mucha gente había visto lo sucedido y era muy difícil no pasar por culpable absoluto de lo que le había pasado al vaquero de garguero blandito. Mientras yacía en su pequeña y maloliente celda, meditando y repasando mentalmente cada momento de esa noche como si los recuerdos fueran vasos y su conciencia un sucio delantal, la triste melodía de una armónica que sonaba en la celda contigua le hizo rememorar su infancia, a sus padres y sus abuelos, abnegados luchadores que habían logrado conquistar esas tierras olvidadas de Dios, tapizadas de salvajes y búfalos. En el fondo de sus ojos veía a su abuela, la rusa nana Aleika, que de vez en cuando le aconsejaba entibiar siempre toda bebida o alimento antes de consumirlo, justificando el consejo con la historia del triste deceso de sus antepasados en las estepas siberianas por comer de postre en invierno un palito, casata o bombón helado, nunca recordaba exactamente cuál porque los nombres se le entreveraban con la letra de una canción tradicional veraniega. 

Con tal recuerdo atosigando su cabeza, se prometió a sí mismo ser más tenaz en prevenir a sus descendientes sobre los riesgos de "andar zarpado en frío" —según sus propias palabras registradas en su testamento y última voluntad (en inglés en el original, por supuesto)—. Fue así, por ese final documento legado al futuro, que desde entonces cada uno de los hijos, nietos, bisnietos y etcétera de Isaac que ha tenido la responsabilidad de servir una cerveza helada ha tomado todo tipo de recaudos para no sufrir las consecuencias que debió afrontar su desafortunado antecesor, sin importar lo descabellado o ridículo de la medida. 

Isaac Kantinovich fue condenado a morir en la horca al amanecer, un tibio jueves de abril hace ya más de un siglo, en un lugar muy muy lejano de donde yo hoy escribo.

Brindo por él y sus herederos dispersos por el mundo. Con mi cerveza tibia, obviamente. 

La tibieza de la cerveza (2012) - Un título más rebuscado de lo que parece,
para la foto de un cartel más rebuscado de lo que sería recomendable. 
Algunos comentarios de interés:

- La foto la saqué la noche del desfile del Carnaval de las Promesas en diciembre de 2012. Estábamos por allí con dos familiaresamigos, y como el ambiente en la explanada de la Intendencia de Montevideo estaba tendiendo a espeso nos fuimos a un bolichito-kiosko que está por la calle Santiago de Chile entre San José y Soriano a tomar una (no tan) fría. Afuera del comercio descubrimos este cartel.

- El veterano que atendía tenía pinta de ruso. Y bastante cara de Isaac. Y barba canosa. Y atendía por un reducido ventanuco después de que lo hubiéramos llamado tocando timbre en un portero eléctrico. Todo muy posmoderno...

- No me fui tan al carajo como parece con el texto, no crean.


Bo, ¿se nota mucho que esta foto fue sacada tan, pero tan, tan con un celular?


miércoles, 30 de julio de 2014

Cresta Bis - El tiempo pasa, nos vamos poniendo abstractos

Año 2009. Gira nocturna por el barrio con algunos amigos de esos a los que se ve una vez por año. Cresta como corte de pelo recién estrenada, y las casualidades de la vida que nos ponen a tiro de un cartel de una inmobiliaria que tiene el desparpajo de llamarse "Cresta". Pues bien, salió la foto de Cresta Bis

Una foto fulera, incluso en lo estético. Por eso digamos que es abstracta, y que somos todos multilocos. 

A muchos les funciona. 


Cresta Bis (2009) - Una de esas fotos que no hubieran existido de haber tenido un rollo de 36. 

martes, 29 de julio de 2014

Saliendo de Montevideo - Pan de Azúcar y murales

Como se dijo en la publicación anterior, mi actividad laboral en 2008 me daba mucho tiempo libre. Pero también me exigía viajar para trabajar, y uno de los destinos a los que me arrojó fue la ciudad de Pan de Azúcar, en el departamento de Maldonado.

Hermosa ciudad geográficamente muy bien dotada (m?), Pan de Azúcar tiene plazas, parques, cerros alrededor, cerros un poco más afuera, cerros adentro y, por sobre todas las cosas, las mejores medialunas rellenas del país: las de la panadería Bonsai, sobre la avenida Félix de Lizarza, donde paran los ómnibus interdepartamentales.

En aquella época, hace ya unos seis años, otro de los atractivos de esta localidad entrecerrada (o sea, "entre cerros") eran sus murales, de los cuales no sé la historia pero voy a inventarla, solo porque puedo:

Los murales de Pan de Azúcar estaban esparcidos por sus calles como salpicando el mapa, uno por aquí, otro unas cuadras a la vuelta, otro por el otro barrio, y tal. Nunca supe de su origen, pero sí sé que el de Páez Vilaró parecía de Páez Vilaró y el de Fontanarrosa parecía de Fontanarrosa. Yo digo que fueron ellos mismos quienes obsequiaron a esta ciudad con sus obras, en retribución de tanto que ella les ha dado... 

Cortijo y al pie, como escupida de camello, pero todo verso.

Y todo casero, le pese a quien le pese.

Aquí la foto, y listo:

Fontanarrosa, Inodoro y Mendieta presentes en las calles de mi querida Pan de Azúcar. No necesita título (año 2008).

"Una cosa es la sinceridad amistosa, y otra cosa es la crueldad innecesaria".
                                                                                                      Inodoro Pereyra.-

domingo, 27 de julio de 2014

Una noche (movidita) en el MuHAr - (Hay Simpsons a lo último)

En el año 2008, y gracias a la actividad laboral que desempeñaba, disfrutaba de un día entero de libertad por cada 24 horas de trabajo. Sí, un día entero de ocio, sin laburar. Pero ojo, bien que me lo ganaba, con ese otro día entero de privaciones y –¿cómo decirlo?– de dejar todo en la cancha. Como el Cacha, pero de interés social. De otro tipo de interés social, rectifico. En fin, acá lo que nos importa es que cuando las tardes al pedo me hallaban por el rumbo de Montevideo, mi amada-a-la-vez-que-odiada ciudad natal, las invertía bastante seguido en vagar un poco.

Y así fue que en una de esas giras durante una tardecita invernal terminé por caer en el Museo de Historia del Arte –el MuHAr, según la nomenclatura copada–, ese que queda en las entrañas subterráneas de la Intendencia capitalina (o el "monumento al ladrillo", como lo llamaba algún veterano en mi infancia), ese que tiene una momia que de Egipto vino a jeder al Teatro Solís y de ahí al palacio municipal, ese que hace poco lo emperifollaron y tiene una cafetería muy paqueta en su vestíbulo. Museo lindo, entretenido y gratis, por supuesto, que eso de pagar por aprender nunca me ha dado resultados productivos. 

En este museo, a medida que se viaja hacia abajo también se viaja hacia atrás y hacia afuera. No, no hay portales dimensionales ni agujeros de gusano. Tampoco se adelgazan las paredes que nos separan de los universos vecinos. No divaguen, por favor, que lo que pasa en este museo es de a de veras: se bajan escalones y se retrocede en el tiempo, a la vez que se recorren distintas regiones geográficas de este planeta nuestro y se van conociendo las etapas más memorables de su desempeño artístico. Abajo, atrás y afuera; subsuelos, pasado y lugares en la loma del pandeiro (y más cerca también). Ni falta que hace decir que recomiendo este museo, aunque no sea ninguna autoridad en la materia y este no sea un blog de guías turísticas sino uno de fotos, mayormente. 


Una de sus salas (en lo más hondo del lugar, si mal no recuerdo), está dedicada al arte de la América prequilombera, digo precolombina (chiste robado a Tocata y Fuga, la verdad sea dicha). O sea, nuestro continente antes de que se fundara Colombia y Jaime Roos escribiera Colombina. Bueh, basta...
...decía que hay una sala donde se reúnen las manifestaciones más destacadas del arte del continente americano en su etapa previa a la llegada de Cristóbal Colón y el inicio de la colonización, el genocidio y el saqueo. Porque descubrimiento fue lo que hizo Alexander Fleming con la penicilina, a mí no me vengan con cuentos. 

En esa sala pasó lo de esta foto:

Una noche (movidita) en el MuHAr - NFC, 2008
(el arte precolombino y el intervencionismo posmoderno se dan la mano... o algo por el estilo)
Descripción de atrás padelante:

Prólogo: El "movidita" del título de la foto hace referencia a que la foto salió movida. Nada agitado pasó ese día, o al menos no más agitado que la propia foto.
I- Al fondo fondo sobre nuestra derecha se ve un mural, vaya uno a recordar acerca de qué.
II- Sobre la izquierda profunda (¿ultraizquierda?) vemos una vitrina mostrando cosas detrás de ella que es lo que las vitrinas mejor saben hacer–.
III- Más hacia acá, y no muy centrada, se ve una imitación en fibra de vidrio de una cabeza colosal de los olmecas, una civilización centroamericana de mil y algo de años A.A.C. (o sea, Antes del Año Cero, por trastocar criterios y provocar cristianos).
IV- A ambos lados del flor de marote olmeca se ven dos palmeras enanas que no conocen lo que es el sol y que, junto a unas cuantas paladas de tierra, simulan ser las selvas del Golfo de México hace 3.000 años.
V- En el plano más cercano a la cámara vemos la intervención de mi mano izquierda, que con su índice extendido hurga simbólicamente por superposición icónica la narina derecha del cabezón olmeca. ¿Cómo justifico mi accionar? Bueno, es una enorme cabeza sin manos, y no hay nada peor que no poder rascarse la nariz cuando uno lo necesita. Yo creí ver que su expresión pedía a silenciosos gritos que alguien le hiciera la gauchada. Así que, hoy por ti, mañana por mí, Olmecabeza.

-OJO-
EL SIGUIENTE PÁRRAFO Y EL FINAL DE ESTE ARTÍCULO PUEDEN ESTROPEAR EL REMATE DE UN CAPÍTULO DE LOS SIMPSONS PARA QUIEN NO LO HAYA VISTO.

SIGA LEYENDO BAJO SU PROPIA RESPONSABILIDAD 
-OJO-

martes, 1 de julio de 2014

La Dominguera mural - En Montevideo, Uruguay

Segunda publicación, seguimos revoleando al ciberespacio las fotos que sirven de coartada para este blog y que saqué años atrás con aquel celular tan antiguo que la cámara llevaba un rollo de 36 (ta, es cierto, exageré; pero para los que entienden del tema y les interesa, era una cámara VGA con resolución de 640x480 píxeles, insertada en lo que los australopithecus llamaban un "Nokia 5200").    

La Dominguera mural - NFC, 2008
(mejora la firma, copado y feo a la vez el marquito azul)
Contextualización: Es un mural que está ubicado en la calle Carlos Gardel, entre Río Negro y Julio Herrera y Obes, barrio Sur, Montevideo, Uruguay. De allí mismo, al pie de ese mural, salía cada domingo a la tardecita-noche La Dominguera (con un nombre y un modus operandi que no nos dejaba mucho a la especulación, como sí lo siguen haciendo The Beatles, por decir un ejemplo nítido), la comparsa del barrio y, a mi gusto, la que sonaba y sonó mejor en lo que a candombe refiere.

Desde allí, desde las fogatas al cordón de la vereda para templar los tambores, partía La Dominguera con rumbo Este, meta lonja y rengueo, hasta la plaza Alfredo Zitarrosa, en la esquina de Carlos Gardel y Yaguarón, donde la calle del Zorzal Criollo retoma su antiguo nombre de Isla de Flores y a solo una cuadra del Cementerio Central, donde muere Yaguarón (lo cual no resulta tan lógico como parece, porque en el cementerio no son tantos los que mueren, sino que más bien llegan ya prontos, envueltos y empaquetados).

Una vez en la plaza la comparsa calentaba nuevamente las lonjas, los muchachos calentaban gargantas y organismos con distintos brebajes y sustancias, y muchas veces el ambiente también se caldeaba porque nada hay más autóctono que una buena refriega o revuelta popular, preguntale a don Pepe Artígas, a don Aparicio Saravia o a los muchachos que alentaron a la Celeste contra Colombia en el Maracaná hace un par de días.

Calentado todo lo que hubiera que calentar, los tambores desandaban su camino hasta la sombra del mural, donde siempre finalizaban su toque coronados por los entusiasmados aplausos de los que íbamos de oreja, todo muy lindo, muchas gracias, y nos vamos que son como las doce y mañana es lunes, hay que laburar.

Acotaciones que ya se me escapaban, porque me colgué un poquito:

- Originalmente el recorrido de la comparsa partía del mural (quizás antes de que fuera el tal mural, cuando era solamente un muro) por Carlos Gardel con rumbo Oeste hasta la calle Río Branco (hoy Wilson Ferreira Aldunate a esa altura), subía por esta con rumbo Norte una cuadra hasta la calle Durazno ("¿La de Jaime?" _ "Sí, vieja, la de Jaime...") para allí tomar rumbo Este hasta Yaguarón y bajar a la mencionada plaza Zitarrosa (que de haber sido placita podría haberse llamado "Placitarrosa"). La vuelta era por Carlos Gardel derecho, eso no cambió.

- En la foto pueden verse dos hitos del barrio: inmediatamente detrás del mural se nota la estructura de hierro que servía de soporte al gigantesco tanque de gas con lunares de colores desteñidos (acá un vínculo a una foto que robé tomé prestada de algún sitio web, y donde se ve cómo eran los lunares); más al fondo y contra la izquierda está el "Barracuda", edificio azul y beige, que es uno de los más altos de esta zona de la rambla Sur.

- Este quería ser un blog de "Fotos, mayormente", y escribí una reseña histórico turística. Soy un tocuén.


jueves, 26 de junio de 2014

Introducción y bienvenida al Blog - Foto inaugural y sus causas

La idea primigenia es subir algunas fotos que se me están acumulando desde hace mucho y que tienen un cierto denominador común: son fotos de Montevideo, Uruguay (aunque no todas, ciertamente, porque ya tengo apartadas unas cuantas del interior del país, y de Buenos Aires, Argentina, y del Chuy, Uruguay, y del Chui, Brasil, etcéteras diversos).

Además, algunas letras voy a tirar, porque este blog buscará ser una especie de caño de escape para canalizar algunas cosas que he dejado estar, ya que en realidad no lo hago tanto para quienes entren, sino más bien para mí. Y si de paso alguien cae acá y lo disfruta, bienvenido. Y si no le gusta, que se joda mala suerte.

Por lo pronto, empiezo con la foto más vieja que tengo desde que tengo teléfono celular con cámara. La calidad de las imágenes no será muy potable, pero no es lo más relevante. También aclaro que voy a experimentar con los marcos/fondos y esa especie de "firma y fecha" (como mi madre me enseñó que conviene que lleven las expresiones artísticas) de cada foto. Simplemente me pareció que la foto suelta no resultaba tan atractiva.

Bueh, acá está la foto y debajo de ella estará parte su contextualización.

Los Rolling: Playa Chica, invierno largo - NFC, 2008 (la firma quedó para el toor)

El título de esta foto terminó siendo "Los Rolling: Playa Chica, invierno largo". Se trata de un cartel que estaba pegado en la esquina de Canelones y Julio Herrera y Obes (donde hoy hay una tienda de mascotas) y que encontramos una vez paseando con el Amigo, mi perro.

La historia que supongo detrás de este afiche es que se trató de una campaña de bajos recursos para difundir uno de esos recitales presentados en pantalla gigante en la placita de AEBU (la "Placita del Gas" como la llamamos los locales ignorando u olvidando cuál es su nombre oficial) y que eran organizados por uno de los pubs de la calle Ciudadela, el Cheesecake Records, como se ve en el encabezado del cartel.

NOTA FINAL: voy a ver si logro organizar el tema de categorías y etiquetas de alguna forma que me satisfaga plenamente, porque tengo algunas ideas bastante potables pero me limita mi inestabilidad y falta de constancia. No prometo nada, no sea cosa que alguien pueda usarlo en mi contra después.