Hace un par de años (o sea dos; un par mismo, sin tejemanejes) se inauguró la nueva terminal del aeropuerto de Carrasco —cuyo nombre oficial es Gral. Cesáreo L. Berisso— y el título de esta publicación, "Uruguay, bienvenido al mundo. Mundo, bienvenido a Uruguay", era el eslogan con el que se publicitaba tal novedad arquitectónica. Creo que sobre esto no tengo mucho que agregar, o al menos no por ahora. Por eso los dejo con la foto, y abajo van letras al respecto.
Así lo vi cuando lo conocí, entre dormido y despierto mientras llegábamos junto al edificio y los motores se quedaban ronroneando pausadamente en la lenta maniobra de detenerse. Me desperecé y me pareció mentira que ya hubiéramos llegado, que el viaje se hubiera pasado tan rápido y que Montevideo se desplegara a mi alrededor (lo cual era bastante improbable, porque el aeropuerto está en Canelones, aunque su código internacional sea MVD).
Pero sobre todo me pareció mentira que eso fuera Tres Cruces. Yo venía del este, de Jaureguiberry, en el Copsa, y todavía no había tenido oportunidad de entrar al predio del nuevo aeropuerto. Solo lo había visto de lejos, pasando por la ruta Interbalnearia, y de más lejos, por la Giannattasio. ¿Qué querés que te diga? Lindo, lo que se dice lindo, no me resulta, pero me cae más simpático que el otro. Me recuerda a un fósil de lo que fuera el descomunal ancestro de los bichos bolita.
Para terminar, solo quiero agregar que nunca me subí a un avión, y si algún día alguien tiene que meterme en uno, le recomiendo que mire aquellos capítulos de "Los Magníficos" en los que tenían que lograr que Mr. T hiciera lo propio, para que puedan sacar ideas.
¿Cómo tus padres te van a poner de nombre "Cesáreo"?
De ahí a que haya niños que se llamen "Probeto" hay apenas centímetros...
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