Un sábado como casi cualquier otro descubrís que te levantaste con catorce años de vuelta, y ni siquiera necesitás corroborarlo con el espejo ni explorarte la densidad de tus pelambres corporales. Tenés catorce años de vuelta... ¿Qué pensás hacer con eso?
Este no es el argumento de un libro de Elige tu propia aventura. No te voy a plantear que "Si escoges ir al examen sin estudiar pasa a la página 49", ni "Si decides palparle furtivamente las nalgas a Betty y culpar al profesor de Aritmética arruinando su vida y su carrera pasa a la página 90". Solo digo que un sábado te levantás y tenés de vuelta catorce años en algún rincón tuyo, así como dicen que "siempre se tienen veinte años en un lugar del corazón".
Catorce años, con cierta tendencia incendiaria. Como corolario, estamos en época de elecciones. Y unas elecciones muy particulares. Cuando el tener que elegir te marea o uno siente que tratan de marearlo para que elija, antes que decisiones claras lo que se consiguen son náuseas contundentes. Convengamos que esta campaña electoral viene tirando para ese lado.
Mi idea en este texto no es hacer proselitismo ni repartir proselitismo prefabricado. Los comecocos abundan, arracimados en cualquier esquina, en estos tiempos de vendaval democrático. La única pretensión que tengo es que, cuando todos lleguemos al momento definitorio de estar parados ante la boca oscura de la ranura en ese buzón que se alimenta de voluntad popular, estemos convencidos hasta la misma fibra de nuestro ser de lo que estamos haciendo. La pasión está muy bien para sentirse vivo, pero hay cosas que no se pueden dejar libradas a un impulso febril y camisetero.
Lo más misterioso de todo es que, ahora que releo lo escrito hasta acá, me siento en dudoso desacuerdo conmigo mismo, pero aún así lo digo. No me puedo arrepentir de lo que escribí diez minutos atrás. Es que, como te digo una cosa, te digo la otra. Pero lo importante es reconocer que las ideas y las opiniones mutan.
Y si a vos que leés esto y no sabés qué carajo estoy tratando de decir te preocupa tener un motivo claro para votar a un candidato con convicción, solamente te recomiendo que votes por vos. No en la urna ni en las elecciones presidenciales, sino en cada momento. Vote por usted, señora; votá por vos, flaco; votemos por nosotros, porque "Nada podemos esperar si no es de nosotros mismos", como dijo José Artigas, el general traicionado por quienes fundaron este país que hoy nos obliga a ejercer la libertad de elegir.
Vote por usted (2013) - No promuevo el individualismo. Solo digo que difícilmente alguien venga a hacer por vos lo que te corresponde a vos y solo a vos hacer. Algo de eso, nada nuevo. |
La foto: Es un destapador sabio que está pegado con imán en algún lugar de la casa de un primo mío.
Pero... ¿cómo? ¿Entonces nos obligan a ejercer una libertad?
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Para terminar (y totalmente fuera de programa) como dije que tengo catorce años de vuelta, voy a poner la letra de una canción que transmite un poco del espíritu que me llevó a escribir esto hoy: